Si alguna vez compraste un paquete de carne vegetariana en el supermercado, notarás que está estropeado en la bolsa. La clave para congelar albóndigas caseras es asegurarse de que se congelen individualmente. Para hacer esto, necesitas papel para hornear. Divida las carnes en una sartén y refrigere hasta que estén firmes. Una vez congeladas, puedes guardarlas todas en una bolsa grande para congelador o congelar tus proteínas en bolsas individuales para porciones. Asegúrate de sacar la mayor cantidad de aire posible de la bolsa. Las albóndigas veganas congeladas individualmente durarán hasta un mes, pero trata de comerlas más temprano que tarde, ya que tienden a secarse.
Lo bueno de preparar una gran cantidad de verduras con anticipación es que tendrás proteínas que podrás utilizar de diversas formas. Puedes servirlos sobre un montón de espaguetis y salsa, o ponerlos en una ración de albóndigas. También son deliciosos cubiertos con salsa dulce de carne sueca o mezclados con sopas.